Las hormigas reinas parásitas se infiltran en colonias rivales, manipulan químicamente a las hormigas obreras para que maten a su propia madre y luego asumen el control del nido, según un nuevo estudio publicado en Current Biology. Las reinas invasoras utilizan ácido fórmico para borrar el olor de la reina anfitriona, lo que provoca un violento ataque por parte de las obreras, que desmembran y matan a su propia madre.
La adquisición engañosa
Ciertas especies de hormigas, como Lasius orientalis y Lasius umbratus, son parásitos sociales. En lugar de construir sus propias colonias, invaden las de otras especies, como Lasius flavus y Lasius japonicus, apoderándose y esclavizando a los trabajadores. Los científicos sabían previamente que estos invasores imitan el olor de la colonia anfitriona para evitar ser detectados, explotando la dependencia de las hormigas de señales químicas en el nido oscuro.
La nueva investigación revela cómo se completa la toma de control: la reina invasora rocía a la reina anfitriona con ácido fórmico, borrando efectivamente su aroma único. Esta manipulación química pone a los trabajadores en contra de su propia madre, provocando un ataque brutal. La reina es desmembrada y asesinada por sus propias hijas, tras lo cual el invasor pone sus propios huevos y las obreras crían a su descendencia.
Guerra química y eliminación de olores
El estudio, dirigido por Keizo Takasuka de la Universidad de Kyushu, implicó experimentos de laboratorio en los que se introdujeron reinas invasoras en los nidos de los huéspedes. Los resultados mostraron que el spray de ácido fórmico desencadenó el ataque de forma fiable. Esta guerra química es particularmente eficaz porque las hormigas dependen en gran medida del olor para reconocerse. Al eliminar el olor característico de la reina anfitriona, el invasor efectivamente la encuadra como una intrusa.
Daniel Kronauer, investigador de la Universidad Rockefeller, explica que las hormigas suelen utilizar el ácido fórmico como señal de alarma cuando se ven amenazadas. La reina parásita reutiliza este mecanismo de defensa para manipular a los trabajadores. Al rociar a la reina anfitriona, esta efectivamente transmite una falsa alarma, convenciendo a la colonia de que su madre es un enemigo.
Una estrategia manipuladora
Una vez que se elimina la reina anfitriona, la reina parásita se mezcla con el perfil olfativo de la colonia. Los trabajadores la tratan como a una de los suyos y crían a su descendencia sin sospechas. Con el tiempo, los trabajadores originales mueren y son reemplazados por la prole del invasor. La reina parásita ha secuestrado con éxito la colonia, asegurando la supervivencia de su propio linaje.
Este comportamiento es único en el mundo de las hormigas. El matricidio, o matar a la propia madre, es poco común en la naturaleza y generalmente ocurre en beneficio de la especie. Sin embargo, en este caso sólo se beneficia la especie parásita. Los trabajadores actúan basándose en una señal manipulada, cometiendo un acto que, en última instancia, es perjudicial para su propia supervivencia.
La estrategia de la reina parásita es un claro ejemplo de comportamiento manipulador en el mundo natural. Al explotar la dependencia de las hormigas del olor y reutilizar sus propios mecanismos de defensa, garantiza la supervivencia de su linaje a expensas de la colonia anfitriona.
