Durante generaciones, los productores de café han luchado contra una fuerza invisible: el ciclo natural de auge y caída de sus cosechas. Este fenómeno, llamado “producción alterna”, hace que las plantas produzcan abundantes rendimientos un año, seguidos de una caída dramática el siguiente. Una nueva investigación de la Universidad Northeastern revela que este ritmo biológico no es sólo un desafío agrícola: determina fundamentalmente cómo los agricultores abordan sus medios de vida y dónde deben intervenir las políticas públicas.

La realidad biológica de la producción alterna

Los cafetos, como muchas especies frutales, no mantienen una producción constante. Después de un año de abundante fructificación, agotan sus reservas de energía y tardan una temporada completa en recuperarse antes de volver a producir. Esto no es una señal de mala gestión: es inherente a la biología de la planta. Sin embargo, esta verdad fundamental a menudo pasa desapercibida, lo que lleva a los agricultores a atribuir erróneamente los bajos rendimientos a factores externos como plagas o lluvias, en lugar del ciclo natural de la planta.

Por qué esto es importante: más allá de la granja

Las implicaciones se extienden mucho más allá de las cosechas individuales. Los pequeños agricultores, que dependen en gran medida del café para obtener sus ingresos, son particularmente vulnerables a rendimientos impredecibles. El ciclo crea inestabilidad económica, obligándolos a tomar decisiones difíciles sobre la asignación de recursos y la planificación a largo plazo. Además, el supuesto de que los bajos rendimientos siempre se deben a fallas externas puede llevar a intervenciones políticas ineficaces.

Estrategias de los agricultores: uniendo biología y práctica

Las investigadoras Gabriela García y Laura Kuhl descubrieron que los enfoques de los agricultores sobre la alternancia de producción están profundamente ligados a su comprensión de sus causas. Quienes creen que los bajos rendimientos se deben a factores externos se centran en el riego, el control de plagas y otros métodos convencionales. Sin embargo, los agricultores que reconocen el ciclo inherente de la planta priorizan la gestión de recursos, como la aplicación de fertilizantes, para mitigar las bajas.

La brecha política: llenar el sistema de apoyo

La investigación sugiere una brecha política crítica: la falta de apoyo institucional a los agricultores cuando se producen bajos rendimientos sincronizados. Cuando campos enteros producen mal al mismo tiempo, se agravan las dificultades económicas y aumenta la vulnerabilidad a las crisis externas. El estudio exige enfoques integrados que reconozcan tanto las realidades biológicas como las implicaciones sociales de la maternidad alterna.

Un nuevo marco: resiliencia a través de la comprensión

La conclusión clave es que la resiliencia en el cultivo de café requiere una comprensión matizada de la interacción entre la dinámica ecológica y las percepciones de los agricultores. Al reconocer la variabilidad inherente de la planta, los responsables de la formulación de políticas pueden diseñar sistemas de apoyo más eficaces y promover prácticas sostenibles. Esto incluye proporcionar redes de seguridad financiera durante los años de bajo rendimiento, promover diversas estrategias de siembra para promediar las cosechas e invertir en investigaciones que cierren la brecha entre la biología y la toma de decisiones agrícolas.

En última instancia, el ciclo de rodamientos alternos no es un problema que deba resolverse, sino una realidad que debe gestionarse. Al reconocer su influencia, los agricultores y los formuladores de políticas pueden trabajar juntos para construir una industria cafetalera más resiliente y sostenible.