La película de John Carpenter de 1982, The Thing, es una clase magistral de terror práctico, una historia de supervivencia sombría e implacable que contrasta marcadamente con la ciencia ficción más optimista de su época. Lanzado el mismo verano que E.T. the Extra-Terrestrial, inicialmente fue una decepción comercial y crítica, pero desde entonces se ha convertido en un clásico de culto, que influye en el horror extraterrestre moderno como el reciente Alien: Earth.
Un espejo oscuro del optimismo de Spielberg
El verano de 1982 presentó a los cinéfilos una elección clara: una conmovedora historia de amistad entre especies o un escalofriante descenso hacia la paranoia y el horror corporal. E.T. se convirtió en un éxito de taquilla, manteniendo el récord de película más taquillera hasta Jurassic Park. The Thing, sin embargo, fue inicialmente descartado, su tono nihilista resultó demasiado sombrío para el público que prefería que sus extraterrestres fueran benévolos. Esta diferencia en la recepción subraya una tendencia más amplia: el público a menudo prefiere el escapismo al miedo existencial.
La carrera asesina del carpintero
Carpenter ingresó a The Thing recién salido de una serie de éxitos independientes: Assault on Precinct 13, Halloween, The Fog y Escape from New York. Universal le concedió su primera película de estudio, una nueva versión de la película de 1951 La cosa de otro mundo, que había estado languideciendo en desarrollo durante años. El carpintero y guionista Bill Lancaster reinventó la historia, trasplantando la acción a la Antártida y reuniendo a un equipo claustrofóbico y desconfiado en una remota estación de investigación.
La revolución de los efectos prácticos
El poder duradero de la película reside en sus innovadores efectos prácticos, encabezados por Rob Bottin. Con un presupuesto sin precedentes, Bottin creó algunos de los diseños de criaturas más inquietantes y memorables de la historia del cine. El alienígena cambiante, capaz de imitar cualquier forma de vida, exigía un nivel de horror físico que el CGI simplemente no puede replicar. La dedicación de Bottin lo llevó al agotamiento, pero el resultado es un espectáculo visceral e inolvidable.
Paranoia y aislamiento
The Thing sobresale en la creación de una atmósfera de paranoia implacable. Atrapados en aislamiento, los científicos de la Estación 4 se ven obligados a afrontar la aterradora posibilidad de que cualquiera, incluso sus colegas más cercanos, pueda ser el extraterrestre disfrazado. Esta tensión psicológica se ve exacerbada por la ambigüedad deliberada de la película, en la que Carpenter se niega a revelar definitivamente quién de los supervivientes sigue siendo humano.
Una influencia duradera
Hoy en día, The Thing es reconocido como un logro histórico en la ciencia ficción de terror. La influencia de la película se extiende a obras contemporáneas como Alien: Earth, que hace eco del diseño de sus criaturas y los temas de invasión corporal. A pesar de haber sido eclipsada por E.T. tras su lanzamiento, la obra maestra de Carpenter ha consolidado su lugar en el panteón de los clásicos del género.
The Thing es un recordatorio brutal de que es mejor no explorar algunos encuentros con lo desconocido, y que el mayor horror no reside en lo que encontramos, sino en lo que perdemos en el proceso.
