Caminar sólo 3000 a 7500 pasos cada día puede retrasar significativamente la aparición del deterioro cognitivo asociado con la enfermedad de Alzheimer, según un nuevo estudio publicado en Nature Medicine. Los hallazgos subrayan el papel fundamental de la actividad física para mitigar los efectos de esta devastadora afección neurológica.
La creciente crisis del Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es la forma más prevalente de demencia y actualmente afecta a más de 6 millones de estadounidenses. Con una población que envejece, las proyecciones indican que aproximadamente 1 millón de nuevos casos surgirán anualmente para 2060, lo que podría llegar a casi 14 millones de enfermos en total. A pesar de la falta de una cura, las investigaciones emergentes sugieren que las intervenciones en el estilo de vida, en particular la actividad física, pueden desempeñar un papel protector.
¿Cuántos pasos importan?
Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard analizaron datos de casi 300 participantes de entre 50 y 90 años sin deterioro cognitivo inicial. Realizaron un seguimiento del recuento de pasos diarios junto con evaluaciones cognitivas y escáneres cerebrales para controlar los niveles de proteína beta amiloide y tau, ambos indicadores tempranos del Alzheimer. Los resultados fueron sorprendentes:
- 3000 a 5000 pasos por día se asociaron con un retraso de tres años en el deterioro cognitivo en comparación con personas sedentarias.
- 5000-7500 pasos por día se correlacionan con un retraso de siete años en el deterioro cognitivo.
El mecanismo biológico
El estudio también arrojó luz sobre cómo el ejercicio influye en la progresión del Alzheimer. Los investigadores descubrieron que los participantes que caminaban con regularidad presentaban menos acumulación de proteínas tau en el cerebro. Los ovillos de tau son un sello distintivo del Alzheimer avanzado y se forman después de la acumulación de beta amiloide. La tau reducida indica una progresión más lenta de la enfermedad.
“La conclusión más importante es que se empiezan a ver los beneficios del ejercicio con tan solo 3000 pasos al día”, dice Deborah Barnes, epidemióloga de la Universidad de California en San Francisco. “Eso son unos 30 minutos de caminata diaria”.
Implicaciones para la prevención
Los hallazgos sugieren que incluso aumentos modestos en la actividad física pueden tener un impacto sustancial en el retraso de los síntomas del Alzheimer. Para las personas en riesgo (aquellas con indicadores tempranos de beta amiloide), es posible que el ejercicio no prevenga la enfermedad por completo, pero podría posponer significativamente el deterioro cognitivo grave. Este retraso puede mejorar drásticamente la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familias.
El estudio refuerza la importancia de intervenciones simples y accesibles como caminar como medida proactiva contra el Alzheimer. Si bien se necesitan más ensayos clínicos, la evidencia actual sugiere firmemente que priorizar la actividad física es un paso poderoso hacia la protección de la salud cognitiva en una población que envejece.



























